Cuando llegamos a esa edad, nos toman por sorpresa los “nunca me había pasado”, sea al cuerpo, mente, relaciones interpersonales, desarrollo profesional, autoestima, nutrición y peso, familia, emociones.
Pero lo más sorprendente, doloroso, tal vez, es el silencio, el tabú, la soledad, el miedo con la que se viven estos cambios.
Una que se va desdibujando, secando, deshojando con cada año que pasa, sin ceremonia.
Sí, es cierto, la vida son subidas y bajadas, aciertos y errores…
¡Pero de eso, a que nuestro estado de ánimo vaya de norte a sur en cuestión de minutos, es incomprensible!
Si algo es seguro es que la vida nos ha dado lecciones,
pero lo de hoy es “seguir aprendiendo, seguir aprendiendo, seguir aprendiendo” así, como un mantra.