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Bochornos y sudores nocturnos

Los bochornos, junto con el insomnio, son los síntomas más comunes y molestos de la menopausia.

2 de cada 3 mujeres mayores a 40 años experimentan
bochornos durante la menopausia 45

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Hablemos del síntoma de los bochornos y los sudores nocturnos

¿Mientras duermes sueñas que te ahogas en un charco de agua hirviendo? No es un sueño, estás empapada de la barbilla a la rodilla: es un sudor nocturno y a partir de cierta edad es muy frecuente. Puedes empezar a sentir que se te sale el corazón, te sofocas, sudas, te corre un chorrito de sudor por el medio del pecho... y se aparece el bigote perlado: es un bochorno.

Bochornos y sudores nocturnos

¿Qué son los bochornos y los sudores nocturnos? ¿Cómo se manifiestan? ¿Cuánto duran? Los bochornos y sudores nocturnos se manifiestan como episodios repentinos de calor y/o sudoración que se extienden por la parte superior del cuerpo y la cara y pueden ir acompañados de enrojecimiento o manchas en la piel, además de latidos cardíacos rápidos, transpiración e, irónicamente, también escalofríos. ¡Todo al mismo tiempo!

No todas las mujeres tienen bochornos, pero la frecuencia con la que ocurren los bochornos varía mucho de una mujer a otra. Cada mujer tiene por lo general su propio patrón. Pueden presentarse solo en la noche o a ciertas horas del día, pueden ser frecuentes y repetirse varias veces por hora, o ser ocasionales en un día o solo una o dos veces al mes.

Un solo bochorno suele durar de uno a cinco minutos.

En general, los bochornos se vuelven más frecuentes a medida que la menstruación se detiene. Aunque puede ser el primer síntoma en la perimenopausia. Los bochornos suelen alcanzar su punto máximo en los dos años posteriores a tu última menstruación. Luego, declinan con el tiempo.

En la mayoría de los casos, estos síntomas pueden durar de seis meses a dos años, aunque estos lapsos parezcan una eternidad. Los bochornos se viven de manera diferente. Hay cuatro formas más comunes de experimentar este síntoma:

  • ¡Con suerte!: Ninguno o pocos destellos.
  • De manera temprana: comienzan en la perimenopausia y disminuyen poco después de la menopausia.
  • De manera tardía: comienzan durante la menopausia y persisten hasta la posmenopausia.
  • Súper bochornos o ‘superflashers’: comienzan en la perimenopausia y persisten mucho después de la menopausia. ¡Pueden durar hasta más de 10 años!

¿Cuáles son peores? Cada quién sus bochornos. Aunque son más comunes los bochornos diurnos, los sudores nocturnos también pueden ser muy molestos. Tiene sentido, ya que mientras duermes, no puedes anticipar un bochorno como lo haces durante el día.
Puedes preguntarte cómo se comparan tus síntomas particulares con lo que sienten otras mujeres. En general, los médicos clasifican la gravedad de los bochornos y los sudores nocturnos utilizando estas definiciones:

  • Templado: experimentas bochornos y sudores nocturnos, pero no interfieren con tus actividades habituales, se consideran leves.
  • Moderado: los bochornos moderados interfieren un poco con tus actividades habituales.
  • Severo: en este caso, los bochornos son tan molestos que tienes que interrumpir o detener lo que estás haciendo para dejarlos pasar.

Junto con los bochornos y los sudores nocturnos, las mujeres suelen experimentar otros signos y síntomas, los cuales pueden incluir:


  • Irritabilidad o ansiedad.
  • Dificultad para concentrarse o “niebla mental”.
  • Fatiga, falta de energía o dificultad para dormir.
  • Depresión y/o malhumor.
  • Deterioro de la memoria a corto plazo.

Finalmente, y casi como en todo, es importante checar cómo andan tus niveles de estrés. El estrés puede desencadenar o intensificar los bochornos o sudores nocturnos, creando un círculo vicioso ya que la incomodidad que genera éste síntoma conduce a un sueño deficiente que a su vez vuelve a alimentar el estrés.

Hablemos médicamente de los bochornos y los sudores nocturnos

Los bochornos o sudores nocturnos son un síntoma típico de todas las etapas de la menopausia. Los llaman “síntomas vasomotores” (VMS), una forma de inestabilidad de la temperatura relacionada con las hormonas.

La causa exacta de los bochornos no se conoce del todo. La evidencia apunta que los cambios hormonales provocan los bochornos y los sudores nocturnos a través del hipotálamo que actúa como termostato del organismo.

El hipotálamo produce hormonas que regulan una serie de funciones en el cuerpo, incluyendo el hambre y la sed, pero una de las principales funciones es mantener la temperatura corporal estable.

Los cambios hormonales disparan una cadena de eventos para refrescarte: apertura de vasos sanguíneos cerca de la superficie de tu piel para aumentar el flujo sanguíneo y liberar calor. Y aunque no lo creas, este procedimiento es contradictorio, te da un calor repentino, enrojecimiento y sudoración que no vas a aguantar.

Independientemente de las hormonas y el hipotálamo, hay factores que aumentan la aparición de los bochornos y los sudores nocturnos: el tabaquismo, el sobrepeso y la obesidad (un índice de masa corporal (IMC) más alto implica mayor riesgo). También hay evidencia de que un historial médico que incluye ansiedad, malestar estomacal, dolor de cabeza, frecuencia cardíaca rápida y mareos, está más relacionado con los bochornos y los sudores nocturnos.

Hablemos de las opciones para tratar los bochornos y los sudores nocturnos

Tratamientos

Como en la mayor parte de los síntomas de la menopausia, existen alternativas de tratamientos tanto hormonales como no hormonales.

Te recomendamos siempre platicar con tu doctora antes de empezar a tomar cualquier medicamento o suplemento nuevo.

  • Productos de soya: la soya no sólo es una gran fuente de proteína vegetal sino que puede funcionar como una especie de estrógeno natural. La puedes consumir a través de leche de soya, tofu, miso y edamames, entre otras. Se han demostrado beneficios con los suplementos de isoflavonas y se sugiere que la soya dietética también puede ayudar y es una gran fuente de proteína vegetal. Es importante saber que 1 a 2 porciones de soya entera no aumentan el riesgo de cáncer de mama y son seguras incluso para las mujeres que lo han sufrido.
  • Linaza: al igual que la soya, la linaza molida contiene fitoestrógenos (estrógenos naturales) y puede ayudar a reducir los bochornos. La linaza molida es una gran fuente de fibra y omega 3. Agrega 1 a 2 cucharadas a los batidos, avena, yoghurt. Tip: ¡asegúrate de que esté molida! Las semillas o el aceite no ofrecen los mismos beneficios.
  • Leguminosas: las legumbres como los garbanzos y las lentejas no son fuentes tan poderosas de fitoestrógenos, pero potencialmente pueden ayudar a reducir los bochornos, aunque no tenemos clara la magnitud del efecto.
  • Dieta basada en plantas: la evidencia apunta al poder de una dieta rica en plantas sin procesar para reducir los síntomas vasomotores tanto directa como indirectamente al promover la salud cardiovascular y contribuir a una nutrición saludable. De hecho, las mujeres con síntomas vasomotores, que perdieron más de 5 kilos (ó 10% + de su peso inicial) fueron significativamente más propensas a que los síntomas desaparecerían en comparación con las mujeres que no perdieron peso.

Si bien la nutrición puede ser una herramienta beneficiosa para mitigar los bochornos y los sudores nocturnos, también puede hacer lo contrario, los bochornos son impredecibles y erráticos.

Conocer mejor los factores desencadenantes que pueden ayudarte a encontrar alivio. ¡No te sorprendas si varios de estos factores están relacionados con lo que comes!

Te presentamos algunos de los culpables:


  • Comida picante: chiles en nogada, enchiladas y tacos, frijoles con chile, tortas ahogadas, chapulines, chilaquiles, mole, por mencionar algunos. Cuando tu lengua está ardiendo por alimentos picantes como estos, puede provocar un bochorno. Incluso si te gusta la comida muy condimentada, tu cuerpo puede sentir un aumento de la temperatura y sentir la necesidad de refrescarse.
  • Ciertas bebidas: muchos investigadores han analizado la conexión entre la cafeína y los bochornos con resultados mixtos. Un estudio reciente descubrió que las mujeres posmenopáusicas que consumían bebidas con cafeína (café, té o refrescos), experimentaban más bochornos y sudores nocturnos que las mujeres posmenopáusicas que no consumían cafeína. Las bebidas alcohólicas también pueden ser un problema. Si consumes vino, cerveza o cocteles con regularidad y te molestan los bochornos, presta atención para ver si esto puede ser un factor desencadenante para ti.
  • Fumar: si necesitas otra razón para dejar de fumar cigarros, ya la encontraste. Tanto el tabaquismo actual como los antecedentes de tabaquismo se han relacionado con un mayor riesgo de bochornos. Si fumas, tu riesgo de bochornos puede aumentar con la cantidad de cigarros o paquetes que fumas. La relación exacta entre el tabaquismo, la nicotina y los bochornos no se comprende del todo. Es posible que fumar tenga un efecto en la forma en que tu cuerpo metaboliza el estrógeno. Cualquiera que sea la conexión, está claro que fumar empeora los bochornos.
  • Ambiente cálido: a medida que disminuye el estrógeno y el termostato de tu cuerpo se vuelve más sensible, es posible que solo te sientas cómoda en un rango de temperatura pequeña. Cualquier ambiente que sea demasiado cálido puede desencadenar un bochorno. Lo mismo ocurre con la ropa caliente y apretada.
  • Estrés: es difícil mantenerse fresco bajo “fuego”, especialmente durante la menopausia. Es posible que una situación estresante, como una reunión polémica o un atasco de tráfico o que suene la alarma sísmica, desencadene un bochorno.

 Las mujeres que experimentan estrés continuo también pueden ser más propensas a tener bochornos más frecuentes.

Otros tips

Algunos cambios en tu rutina regular también pueden ayudar a calmar los bochornos:

  • Trabaja en tu peso: las mujeres con sobrepeso u obesidad son más propensas a tener bochornos frecuentes.
  • Deja de fumar: varios estudios han relacionado el tabaquismo con los bochornos. Un estudio encontró que las fumadoras empedernidas tenían cuatro veces más probabilidades de sufrir bochornos que las mujeres que nunca habían fumado.
  • Usa ropa liviana y vístete en capas para que puedas quitarte la ropa más pesada cuando estés que no das más.
  • Disminuye los bochornos consumiendo: batidos de soya, tofu, brotes o pan de soya o soya en cápsulas.

Prepárate para tu próxima cita médica

¡No tengas miedo de ir preparada y con lápiz y papel; nada mejor que estar tranquila y lista!

Sobre ti misma:

  • Conoce tus antecedentes familiares: enfermedades de tus abuelos y padres, tales como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, problemas cardíacos, cáncer, artritis, etc.
  • Hábitos dietéticos y de ejercicio que realices, también te pueden preguntar sobre tus actividades laborales o el estrés que te generen las actividades que realizas en el día a día.
  • Enfermedades que te hayan diagnosticado y su tratamiento.
  • Cirugías previas, fracturas o lesiones que hayas tenido, con fecha y tipo de intervención que se hizo para remediarlas.
  • Los nombres de los medicamentos que tomas: genérico y comercial si es posible.
  • Alergias: si eres alérgica a algún medicamento o alimentos.


    Comunicación con tu doctora:

  • ¿Perdón no la entiendo, me lo podría explicar en palabras más sencillas?
  • Si no me acuerdo de lo que me explicó, ¿la puedo llamar?
  • ¿Tiene alguna sugerencia de sitios de internet o aplicación que me ayude a entender?
  • ¿Puedo pedir una segunda opinión?
  • ¿Tiene experiencia y capacitación en el uso de este tipo de tratamiento?
  • ¿Qué recomendaciones me da, para sobrellevar el tratamiento?
  • ¿Las medicinas genéricas son igual de buenas que las comerciales?


    Sobre los bochornos y sudores:

  • ¿Sabes cuáles son los disparadores que te hacen sufrir un bochorno?
  • ¿Cuánto tiempo me va a durar?
  • ¿Qué puedo hacer para sentirme mejor?
  • ¿Existe algún medicamento que haga que los síntomas sean más leves?
  • ¿Existe algún procedimiento que haga que los síntomas sean más leves?



    Sobre el tratamiento:

  • ¿Cuánto tiempo tarda en hacer efecto el tratamiento, para empezar a sentirme bien?
  • ¿Y si no funciona el tratamiento, qué hacemos?
  • ¿Existen posibles efectos secundarios u otros problemas? Si es así, ¿cuándo podrían aparecer y cómo me puedo sentir?
  • ¿Podría decirme en qué se basa para recomendar este tratamiento en particular?
  • ¿Qué tan probable es que este tratamiento me ayude?
  • ¿Qué tipos de estudios hay para confirmar que tengo este diagnóstico?
  • ¿El tratamiento que me recomienda, cuánto cuesta aproximadamente?
  • ¿Qué tratamientos farmacológicos y no farmacológicos son eficaces para el tratamiento de los síntomas vasomotores?
  • ¿Cuáles son los riesgos y beneficios de las diferentes estrategias farmacológicas y no farmacológicas en el tratamiento de estos síntomas?

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