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El estrógeno es un grupo de hormonas ‘sexuales’ producidas en mayor parte en los ovarios y, en menor grado, por los tejidos grasos y las glándulas suprarrenales (pequeñas fábricas de producción de hormonas que se encuentran en la parte superior de los riñones). A pesar de que los hombres también lo producen, lo hacen en cantidades más pequeñas.
El estrógeno fluye a través de tu torrente sanguíneo y se une a los receptores de estrógeno en las células. La hormona tiene efectos sobre tu cerebro, huesos, hígado, corazón, la piel y otros tejidos, además de regular los procesos metabólicos, como los niveles de colesterol.
Este grupo de hormonas regula tu menstruación:
La testosterona es responsable del desarrollo de muchas de las características físicas típicamente masculinas. La testosterona, es una hormona andrógena. En los hombres es producida por los testículos y en las mujeres por los ovarios y las glándulas suprarrenales, aunque en cantidades mucho más pequeñas.
La testosterona se genera después de la estimulación por la glándula pituitaria, y envía señales a los testículos o a los ovarios provocando sentimientos de deseo sexual.
Tu cuerpo necesita pequeñas cantidades de ella como parte del cóctel de hormonas que mantiene tu estado de ánimo, niveles de energía, el deseo sexual y otras funciones corporales.
El cortisol ayuda a tu cuerpo a responder cuando tienes sentimientos como la angustia, la tensión y el miedo. Esta hormona es producida por tus glándulas suprarrenales y se libera directamente en el torrente sanguíneo. Los niveles de cortisol varían durante el día, alcanzando su punto máximo en la mañana y los niveles más bajos a altas horas de la noche.
La glándula pituitaria (una glándula del tamaño de un chícharo en el cerebro) y el hipotálamo (la parte del cerebro que controla a la pituitaria) detectan si la sangre tiene la cantidad correcta de cortisol y actúan como mecanismo de control. Esta conexión entre el hipotálamo, la pituitaria y las glándulas suprarrenales forman el eje de respuesta al estrés del cuerpo.
El cortisol es clave en la respuesta de lucha o huida del cuerpo. ¿Qué es esto? Nuestros cuerpos están diseñados para ayudarnos a manejar situaciones peligrosas o incluso que amenazan la vida. La respuesta del cuerpo, llamada “lucha o huida”, nos ayuda a movernos más rápido y con mayor fuerza. El cortisol se libera durante estos momentos de estrés para darle a tu cuerpo un impulso de energía natural, ya que estimula el hígado para aumentar la producción de azúcar en la sangre y ayuda a convertir grasas, proteínas y carbohidratos en energía. Pero cuando los niveles de cortisol son constantemente altos, debido al estrés crónico, estos mismos efectos pueden resultar en resistencia a la insulina y diabetes mellitus tipo 2.
El cortisol también ayuda al cuerpo a combatir la inflamación, controlar el equilibrio de sal y agua en el cuerpo y regular la presión arterial.
La serotonina tiene múltiples funciones que contribuyen a regular tu equilibrio. Pese a que esta se conoce popularmente como la “hormona de la felicidad”, lo cierto es que no es una hormona ni se limita exclusivamente a estimular el ánimo.
Cuando los niveles de serotonina aumentan en los circuitos neuronales se genera sensación de bienestar, relajación, satisfacción y aumenta la concentración y la autoestima. Como neurotransmisor, la serotonina envía mensajes entre las células nerviosas en el cerebro influyendo en la salud mental y la función cerebral.
La serotonina juega un papel importante en muchas otras funciones de tu cuerpo, como el apetito y la digestión (función y movimientos intestinales), la salud ósea, el sexo y el sueño. También es precursora de la melatonina, sustancia que ayuda a regular el ciclo de sueño-vigilia.
Si bien existe un vínculo entre los niveles bajos de serotonina y la depresión, no está claro si los niveles bajos de serotonina causan depresión o si la depresión causa una caída en los niveles de serotonina.
La dopamina es en realidad un neurotransmisor que ayuda a comunicar mensajes entre diferentes partes del cerebro, y entre el cerebro y el resto de tu cuerpo. La dopamina juega un papel en el sistema de recompensa del cerebro ayudando a reforzar ciertos comportamientos. Una oleada de dopamina, por ejemplo, es lo que lleva a una rata de laboratorio a presionar repetidamente una palanca para obtener una bolita de comida, o en nuestro caso ¡a comer esa segunda rebanada de pizza!.
La dopamina tiene muchas funciones importantes en tu cuerpo:
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