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¿Has notado algunos cambios en tu vida sexual últimamente? ¡Tranquila, no eres la única! Los hormonales influyen en la libido y la lubricación vaginal, y a veces nos dejan con resequedad, picazón y hasta molestias o dolor durante el sexo, limitando nuestro orgasmo, y si bien siempre es bueno contar con un profesional que nos resuelva cualquier duda sobre la adecuada excitación y lubricación, recordemos que la menopausia incluye cambios tanto hormonales y físicos, como emocionales, así que al hablar de sexualidad, debemos considerar síntomas vaginales, cambios del estado de ánimo, aumento de peso, niveles de estrés, episodios de depresión, entre otros…
(Conoce mucho más en la Guía de la Menopausia).
Pero calma, aquí te presentamos varias alternativas para mantener una vida sexual saludable y placentera.
No podemos comenzar a hablar de sexualidad durante la menopausia, sin hablar de los lubricantes. Especialmente formulados para hidratar la zona vaginal, ofrecen ventajas como la reducción de la fricción durante la penetración, brindando así comodidad y placer (si te interesa conocer más, te recomendamos nuestro artículo Hablemos de lubricantes). Además, el uso de juguetes sexuales durante la menopausia genera beneficios significativos, mejorando la lubricación, previniendo la incontinencia urinaria e intensificando el orgasmo.
Asimismo, el estrógeno vaginal en forma de cremas, tabletas o anillos se puede convertir en nuestro mejor aliado a la hora de prevenir la sequedad vaginal y, de paso, algún problema urinario. Incluso existen algunos complementos nutricionales a base de plantas destinadas a potenciar el deseo sexual que pueden ser una buena alternativa sin hormonas, y, aunque a veces lo dejemos de lado, no debemos subestimar la importancia de la sana alimentación y el correcto consumo de agua, para poder transcurrir nuestros días con más sonrisas y menos disgustos.
Por último, pero no menos importante, practicar técnicas de relajación, mantener una comunicación abierta con la pareja y buscar apoyo emocional a través de terapia o grupos de apoyo son estrategias valiosas para preservar una conexión positiva con nuestra sexualidad. Integrar estos cuidados emocionales en conjunto con lubricantes íntimos y los complementos nutricionales, puede contribuir a un disfrute pleno y saludable.
Tener orgasmos no debería ser un privilegio que sólo unas cuántas disfruten, sino un común denominador para las mujeres de todas las edades. Lo que por muchas décadas era un tema que se tenía que tratar a puertas cerradas y a susurros, se ha resignificado a partir de algo tan simple como la enunciación: ¡se tiene que hablar del orgasmo femenino!
La escritora, actriz y directora Leticia Dolera comenta en su libro Morder la manzana:
“las mujeres fingimos orgasmos porque queremos que el hombre que está con nosotras disfrute, para que su ego no se vea ofendido y porque a las mujeres que no disfrutan con el sexo se las llama frígidas […]. Nosotras todavía no tenemos del todo interiorizado que si no estamos disfrutando no es culpa nuestra”.
Y, a pesar de que las referencias al orgasmo femenino han existido durante décadas, designar un día específico para su discusión es una oportunidad para desmantelar los estigmas y mitos que han rodeado el tema, donde el orgasmo femenino ha sido visto desde esa “mirada masculina” (male gaze) considerando al cuerpo de la mujer un objeto para el placer de los hombres.
Hablar y experimentar el orgasmo femenino en cualquier etapa de la mujer, es una declaración de libertad, de autoexploración, de tener un cuerpo propio y de disfrutar el placer al máximo.
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