Hablemos médicamente de los dolores de articulaciones y músculos
Si bien los científicos aún no han identificado una sola causa, han presentado una gran cantidad de hipótesis basadas en la evidencia. Esto es lo que sabemos:
- Avance natural de la edad: la masa muscular alcanza su punto máximo a los veinte años. Y si bien puede comenzar a disminuir a los treinta años, es realmente en nuestros cuarentas y cincuentas que la pérdida de masa muscular, fuerza y función se acelera más. Conocida como “sarcopenia”, la afección puede causar una menor fuerza muscular y menor rendimiento físico, también se relaciona con aumento de la masa grasa, lo que generará mayor predisposición a padecer enfermedades como diabetes mellitus tipo 2 e hipertensión arterial. Pero a diferencia de la mayoría de los síntomas que nos visitan durante estos años, la sarcopenia no parece verse afectada principalmente por la disminución del estrógeno. De hecho, los estudios transversales que evalúan los efectos de la edad sobre la masa corporal magra y la masa muscular apendicular han demostrado que la tasa de disminución de la masa muscular para las mujeres no necesariamente aumenta después de la menopausia. En otras palabras, se ve más afectada por la edad que por la menopausia en sí.
- El estrógeno aumenta la inflamación y afectan la modulación del dolor: la sarcopenia puede no estar influenciada por los cambios hormonales, pero la inflamación definitivamente sí. Para recordarte, la inflamación es la respuesta normal de nuestro cuerpo a una infección o lesión. La inflamación hace que los tejidos dañados liberen sustancias químicas que indican a los glóbulos blancos que hay que reparar, lo cual es totalmente bueno y lo que queremos cuando hay una lesión. Lo que NO queremos, sin embargo, es que la inflamación se vuelva crónica y se extienda por todo el cuerpo, porque entonces puede causar dolor y rigidez en las articulaciones, entre otros problemas.
- El estrógeno sirve para diferentes procesos, uno de los cuales es reducir la inflamación al unirse a los receptores de estrógeno específicos en nuestras articulaciones y tejidos conectivos: cuando los niveles de esta hormona disminuyen durante la menopausia, pueden afectar el metabolismo del cartílago y provocar dolor inflamatorio. El estrógeno también juega un papel en la lubricación de las articulaciones, por lo que la disminución del estrógeno implica menos lubricación, más desgaste en las articulaciones y mayor riesgo de dolor por la fricción de las cápsulas articulares.
- Cabe mencionar que los niveles de estrógeno pueden desempeñar un papel en la “modulación del dolor”, o la forma en que experimentamos una sensación dolorosa: esto puede explicar por qué la fibromialgia, una afección caracterizada por dolor musculoesquelético generalizado, es diez veces más común en las mujeres que en los hombres, con síntomas que aparecen después de la menopausia en hasta el 58% de las mujeres. (Según la Clínica Mayo, “generalizado” es “el dolor que ocurre en ambos lados del cuerpo y por encima y por debajo de la cintura”).
Los investigadores han identificado varios factores de riesgo para dolores y molestias corporales, como depresión, IMC alto, insomnio y enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide y el Lupus eritematoso sistémico (LES).
- Insomnio: este funciona en ambos sentidos, lo que significa que el insomnio puede ser tanto el resultado como la causa de la mialgia / artralgia.
- Artritis reumatoide: la artritis reumatoide es un trastorno inflamatorio crónico que hace que el sistema inmunológico del cuerpo ataque sus propios tejidos y articulaciones, causando inflamación y sensación de dolor. Las mujeres tienen 2-4 veces más probabilidades de experimentar artritis reumatoide que los hombres. Por lo general, aparece a finales de los años cuarenta, lo que sugiere que los niveles hormonales fluctuantes durante la perimenopausia pueden desempeñar un papel en el inicio de la afección.
- Osteoartritis: al igual que la artritis reumatoide, la osteoartritis afecta nuestras articulaciones; sin embargo, no es una condición autoinmune, a diferencia de la artritis reumatoide. En cambio, se clasifica como una “condición degenerativa de las articulaciones” (qué nombre tan triste, lo sabemos). Este es un punto importante de diferenciación ya que los trastornos autoinmunes hacen que el cuerpo se ataque esencialmente a sí mismo, mientras que los trastornos degenerativos hacen que el cartílago que amortigua las articulaciones se descomponga con el tiempo. Cuando esto sucede, los huesos se frotan entre sí, exponiendo los nervios durante el movimiento y causando dolor.
¿Podría tu dolor articular y muscular ser causado por algo que no se mencionó anteriormente? Claro. Si encuentras que el tiempo sin alivio aumenta o el dolor interfiere significativamente con tus actividades diarias y calidad de vida es hora de ver a tu doctora.
Hablemos de las opciones para tratar los dolores en las articulaciones y los músculos
Mantente activa.
Además de ayudarte a sentirte bien y mantener un peso saludable, el ejercicio puede ayudar a fortalecer los músculos que sostienen las articulaciones, reducir el dolor en las articulaciones y ayudarte a mantener su movilidad, cuando se hace bien.
La principal precaución a tomar es proteger tus articulaciones de daños mayores. Escucha tu cuerpo, no fuerces un movimiento si sientes dolor, y reduce la intensidad si los músculos te duelen mucho después la actividad ha terminado.
Las actividades de bajo impacto como el ciclismo, la natación y el entrenamiento de fuerza moderado generan menos estrés en tus articulaciones. Sigue estos consejos:
- Comienza con calma y aumenta la intensidad gradualmente.
- Calienta cualquier articulación molesta con una fuente de calor antes del ejercicio y aplica hielo después.
- Realiza entrenamiento cruzado alternando entre una variedad de ejercicios aeróbicos, de fortalecimiento y de flexibilidad a lo largo de la semana.
- Utiliza equipamiento adecuado, como calzado apropiado o una bicicleta bien ajustada (a tu altura o la altura recomendada).
Tratamientos
Tratamiento no farmacológico:
- Considera asesoramiento en terapia ocupacional si experimentas limitación funcional.
- Ejercicio físico y la realización de ejercicios de fortalecimiento más ejercicio aeróbico.
- Te dejamos varias opciones de ejercicios para que puedas sentirte cómoda con el que escojas. Lee más AQUÍ
- Terapia láser de baja potencia y el TENS, de forma aislada e independiente, son eficaces para la disminución del dolor a corto plazo. Sirve para disminuir el dolor (el TENS tiene la ventaja de la comodidad de aplicación con aparatos portátiles para utilizar en el domicilio), se puede combinar con parafina (termoterapia) y ejercicios activos para limitar el dolor.
- La aplicación de calor y frío puede proporcionar un alivio sintomático temporal del dolor y la rigidez.
Tratamiento farmacológico:
- Analgésicos de venta libre: tu doctora podría recomendarte que tomes antiinflamatorios no esteroides (AINE).
- Dosis bajas de glucocorticoides: los esteroides reducen el dolor e inflamación y deben ser considerados como terapia adjunta, pueden ser administrados de forma oral, inyectados o aplicados localmente en el área afectada (una de las mejores formas de aplicación, ya que disminuye los efectos adversos sistémicos). Dada la asociación del uso de esteroides con la pérdida rápida de masa ósea, se recomienda la utilización conjunta de vitamina D, calcio y otros tratamientos preventivos de la osteoporosis en las situaciones en que se prevea un tratamiento superior a 3 meses. Consulta con tu doctora, ante cualquier duda que tengas.