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Fatiga

Junto con el estado de ánimo y la ansiedad, la fatiga es uno de los síntomas menopáusicos más interconectados y multifacéticos; afecta la salud física, emocional y cognitiva.

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Hablemos con la neta de la fatiga

¿Agotaaaaaaaada? ¿Ya no aguantas lo mismo que antes? ¿Parecería como que el nivel de energía se fue a cero y no encuentras cómo recuperarla? ¡Un círculo vicioso entre sentirte cansada pero no poder descansar al mismo tiempo!

El día a día de la fatiga en la menopausia

Durante la menopausia, muchas mujeres experimentan fatiga. Y por lo general no es su fatiga diaria. Esta es la fatiga de la menopausia que, permítenos decirte, se extiende mucho más allá del bostezo ocasional.

Junto con el estado de ánimo y la ansiedad, la fatiga es uno de los síntomas menopáusicos más interconectados y multifacéticos; afecta la salud física, emocional y cognitiva.

Hablemos médicamente de la fatiga en la menopausia

Parecería que todos los caminos conducen a la fatiga.
Enumerar todas las posibles causas, es algo muy complejo, pero las causas más prevalentes son:

  • Fluctuaciones hormonales: las hormonas no actúan solas. Están constantemente interactuando entre sí para producir ciertos efectos. Durante la menopausia, los desequilibrios hormonales pueden tener un efecto directo e indirecto en los niveles de energía.

  • El estrógeno y la progesterona: a medida que estas hormonas comienzan a fluctuar durante la perimenopausia, muchas mujeres experimentan síntomas como estrés, ansiedad y trastornos del sueño, lo que al final deriva en fatiga.

  • El cortisol (nuestra hormona del estrés): se eleva porque estamos envejeciendo y entramos en una etapa compleja de nuestras vidas. Hijos, trabajo, cuidar de nuestros padres y definitivamente, el sueño puede verse afectado. ¡Se acaba de formar la tormenta perfecta! El aumento del cortisol conduce a un sueño deficiente, lo que conduce a la fatiga, lo que causa estrés, lo que conduce a más cortisol… es un círculo vicioso.

  • La testosterona: promueve la energía y la vitalidad a través de los glóbulos rojos, y está en declive cuando llega la menopausia.

  • La tiroides: aunque no está directamente relacionada con la menopausia, la hormona tiroidea juega un papel clave en el metabolismo. Si tu cuerpo no está produciendo lo suficiente, también conocido como hipotiroidismo, puedes experimentar fatiga, aumento de peso, piel seca y adelgazamiento del cabello (¿te suena familiar?). El riesgo de hipotiroidismo aumenta del 3% a los cuarenta años al 10% cuando cumple sesenta y cinco años. Si experimentas fatiga significativa, habla con tu doctora para que te revisen los niveles de tiroides. Es un simple análisis de sangre.

  • Las deficiencias vitamínicas: dejando a un lado las deficiencias hormonales, hay ciertas deficiencias vitamínicas que pueden causar un aumento de la fatiga durante la menopausia, incluido el hierro (cuya falta causa anemia), las vitaminas B (especialmente la B12) y la vitamina D, que con una dosis de máximo 10 minutos al sol 3 veces por semana, puedes suplir la disminución de la Vitamina D.

  • Las condiciones emocionales: ciertas condiciones emocionales pueden tener un efecto marcado en nuestros niveles de energía. La fatiga y la salud emocional son bidireccionales, lo que significa que la depresión y la ansiedad pueden resultar en sentirse fatigada.


Condiciones de salud física:


  •   Anemia: falta de suficientes glóbulos rojos sanos para transportar oxígeno a los tejidos de su cuerpo, que como resultado te sientes fatigada.

  •   La apnea obstructiva crónica del sueño: se caracteriza por una respiración anormal, específicamente pausas prolongadas en la respiración durante el sueño debido a una obstrucción de las vías respiratorias superiores. Es posible que no sepamos que lo tenemos; a menudo, el único síntoma es sentirnos cansados a pesar de que podemos estar durmiendo toda la noche. Pídele a tu pareja o alguien que esté cerca de ti, que te avise si roncas mucho mientras duermes, si es así sería interesante que los consultes con tu doctora.

Hablemos de las opciones para tratar la fatiga

Tratamientos

Para saber si tus síntomas de fatiga justifican una visita a tu doctora, pregúntate lo siguiente:

  • ¿Estás durmiendo de 7 a 9 horas por noche y TODAVÍA te sientes cansada?
  • ¿Te han dicho que roncas mucho mientras duermes?
  • ¿Te preocupa quedarte dormida mientras conduces, o asistes a una reunión importante para tu actividad laboral?

Si tu fatiga es abrumadora o afecta negativamente tu calidad de vida, identificar las causas subyacentes es de suma importancia.

Vale la pena considerar los cambios de estilo de vida en torno al ejercicio, la dieta, el sueño y el estrés para aumentar el nivel de energía.

  • Si consumes una cantidad de calorías que no cubren tus necesidades durante semanas te sentirás fatigada.
  • ¡Atenta con el desayuno! Necesitas una combinación de carbohidratos, proteínas y grasas en los alimentos como la avena con nueces o un omelet de espinacas.
  • Si te gusta y toleras la cafeína, tómate tu café en la mañana, pero ten cuidado de no beberlo por la tarde y por la noche.
  • Sáltate las bebidas energéticas.
  • Básicamente son solo azúcar y cafeína, te puede dar un bajón aún más fuerte.
  • Hidrátate a toda hora y a todo momento. La deshidratación contribuye a la fatiga. Bebe lo suficiente para que tu orina esté pálida y clara.

Otros tips

Algunos cambios en tu rutina regular también pueden ayudar a calmar los bochornos:

  • Duerme bien todas las noches.
  • Asegúrate de consumir una dieta saludable y bien equilibrada, y bebe mucha agua a lo largo del día.
  • Haz ejercicio regularmente.
  • Aprende mejores formas de relajación. Prueba con yoga o meditación.
  • Mantén un horario de trabajo y personal razonable.
  • De ser posible, cambia o reduce las situaciones estresantes. Por ejemplo, cambio de trabajo, vacaciones y trata de resolver problemas en la relación de pareja o con los hijos. Es muy importante que tengas periodos de descanso durante el día y a lo largo del año.
  • Toma multivitaminas, consulta con tu doctora para saber cuál es la mejor opción en tu caso.
  • Evita el consumo de alcohol, tabaco y drogas.

Prepárate para tu próxima cita médica

¡Que no te de miedo ir preparada y con lápiz y papel, nada mejor que estar tranquila y lista!


Sobre ti misma:

  • Conoce tus antecedentes familiares: enfermedades de tus abuelos y padres, tales como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, problemas cardíacos, cáncer, artritis, etc.
  • Hábitos dietéticos y de ejercicio que realices, también te pueden preguntar sobre tus actividades laborales o el estrés que te generen las actividades que realizas en el día a día.
  • Enfermedades que te hayan diagnosticado y su tratamiento.
    Cirugías previas, fracturas o lesiones que hayas tenido, con fecha y tipo de intervención que se hizo para remediarlas.
  • Los nombres de los medicamentos que tomas: genérico y comercial si es posible.
  • Alergias: si eres alérgica a algún medicamento o alimentos.


    Comunicación con tu doctora:

  • ¿Perdón no la entiendo, me lo podría explicar en palabras más sencillas?
  • ¿Si no me acuerdo de lo que me explicó, la puedo llamar?
  • ¿Tiene alguna sugerencia de sitios de internet o aplicación que me ayude a entender?
  • ¿Puedo pedir una segunda opinión?
  • ¿Tiene experiencia y capacitación en el uso de este tipo de tratamiento?
  • ¿Qué recomendaciones me da, para sobrellevar el tratamiento?
  • ¿Las medicinas genéricas, son igual de buenas que las comerciales?


    Sobre la fatiga:

  • ¿Sabes cuáles son los disparadores que hacen que te sientas más fatigado?
  • ¿Cuánto tiempo me va a durar?
  • ¿Qué puedo hacer para sentirme mejor?
  • ¿Existe algún medicamento que haga que los síntomas sean más leves?
    ¿Existe algún procedimiento que haga que los síntomas sean más leves? Sobre el tratamiento:
  • ¿Cuánto tiempo tarda en hacer efecto el tratamiento, para empezar a sentirme bien?
  • ¿Y si no funciona el tratamiento, que hacemos?
  • ¿Existen posibles efectos secundarios u otros problemas? Si es así, ¿cuándo podrían aparecer y cómo me puedo sentir?
  • ¿Podría decirme en qué se basa para recomendar este tratamiento en particular?
  • ¿Qué tan probable es que este tratamiento me ayude?
  • ¿Qué tipos de estudios hay para saber que tengo este diagnóstico?
  • ¿El tratamiento que me recomienda, cuánto cuesta aproximadamente?
  • ¿Qué tratamientos farmacológicos y no farmacológicos son eficaces para el tratamiento de los síntomas vasomotores?
  • ¿Cuáles son los riesgos y beneficios de las diferentes estrategias farmacológicas y no farmacológicas en el tratamiento de estos síntomas?

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